Ordenador Zx81 de Sinclair
Mi primer ordenador fue un ZX81. Adquirimos dos ordenadores Miguel Serrano y yo, no recuerdo el precio pero era el no va más en unos tiempos que los ordenadores eran algo innovador. ¡Tenía 1 k de memoria RAM! creo que no merece la pena hacer ninguna comparación. Mi máquina actual tiene 4Gb de RAM, por poner un pequeño ejemplo, y mi máquina actual es bastante modesta. Creo que la ROM andaba por los 4 Kb, donde estaba el sistema operativo. El teclado de “ranita”. Lo más curioso era la carga de los programas, con un casete y una cinta se empezaba la carga y después de escuchar los bytes chillar durante un rato, casi siempre te daba error. Era una verdadera odisea.
Commodore 64
Al final a lo mejor podías escribir algo en lenguaje Basic y hacer cuando menos una suma u otra operación aritmética. Una noche un buen amigo, Miguel Ángel, me recordaba lo de la operación aritmética. Éste es un programador de categoría en la actualidad y su empresa es una de las más punteras en Software profesional de nuestra ciudad, con una proyección internacional. En otros casos si el casete se portaba bien podías jugar al tenis con la “pelotita” (era una raya) y verla botar en uno y otro lado de la pantalla. Ah, la pantalla era un televisor cualquiera.
Se puede escribir una amplia historia de los pioneros de esta máquina. Aún existen algunas funcionando, bueno como los coches antiguos, por capricho no por funcionalidad.
ZX81 con una ampliación de RAM
Luego me pasé a una máquina que me dio muchas satisfacciones, el Commodore 64. Fue un ordenador antesala de los actuales -quizás un par de escalones más abajo-, con una circuitería algo blanda, pero eran muchas las “perrerías” que le hacía. Todavía tengo algún chip que está activo. La máquina en cuestión, que aún tenía un casete como cargador, pudo disponer después de una unidad de disco flexible de 5 3/4, la 1541, con cuyo manual delante, incluso me atrevía a ajustar la alineación de los cabezales de lectura. A mi amigo citado, dos párrafos atrás le he prometido mi Commodore 64, y todos los artilugios que lo secundaban, amén de toda la literatura técnica que poseo de esa máquina, que es mucha.
Casete del Commodore 64
Esta máquina adaptada a la radio nos permitía decodificar Telegrafía, RTTY, Amtor, y muchos sistemas de comunicación. Tenía un integrado “musical” de una cierta categoría. Muchos artistas del sonido han compuesto con Commodore 64. Teníamos un programa gráfico para hacer títulos de películas que era una delicia. En aquellos tiempos fabricaba un decodificador de RTTY (teletipo) que casi siempre que le hacía un favor a un colega para ajustárselo, significaba la muerte del chip interface con el dispositivo. Cualquier estática, o un desenchufar encendido significaban la muerte del circuito integrado y estaban por unas dos mil pesetas, cuando las pesetas eran pesetas. Todo ello a costa del bolsillo del que hacia el favor. El aspecto filantrópico era muy acusado en el mundo de la radioafición, bueno en mi mundo de la radioafición, pues cuando luego valorabas los favores contrapartida, traducías en la soledad de tu cuarto de radio, filantrópico por gilipollas.
Unidad de disco del Commodore64 la 1541
Todo no era así, ni todos, también tenías ayudas desinteresadas, pero eran pocas. Los primeros procesadores de textos los tenías con el segundo ordenador. E incluso programas que diseñaban las placas de circuito impreso para diversos montajes. Tenían estupendos programas de dibujo. De ahí, gracias a la ayuda de nuestro amigo José Antonio Cantos, Miguel y yo conseguimos un XT, ya era una máquina con un disco duro de 40 Mb. Y discos de tres y medio, José Antonio lo pidió a una casa de Barcelona como si fuera para su taller y fue más asequible para nosotros, por lo menos para mí ya que mi poder adquisitivo era el de siempre, de pena. Y ojo, tenía una llave para poder usarlo. Luego el salto a la tecnología AT y ya nuestros días después de acabar con dos o tres máquinas más.
Sé positivamente que estas líneas, sin grandes pretensiones, despertarán en muchos agradables recuerdos. No he querido profundizar, sólo pasar de puntillas –como la Pantera Rosa- por el asunto, pero han sido muchas horas de investigación, de intercambio de ideas, que podrían dar para escribir una tesis tecnológica.
El ZX81 fue para algunos como la primera bicicleta, o más aún como el patinete construido con unos cojinetes usados, una tabla y buena voluntad. El Commodore 64 fue la Vespa o la Lambretta (ésta fue mi primer artilugio a motor). Luego la progresión geométrica de la electrónica, nuestros días y la capacidad de asombro, que aún tenemos muchos intacta, por lo que queda por llegar.
Fotos de la red
Bibliografía de la vida misma
Bibliografía de la vida misma
No quiero herir tu sensibilidad Paco, pero ejem!, ¿todos esos cachivaches tienes tú en tu casa?.. No quiero comentar como estará Conchi cada vez q los vea ocupando sitio y recogiendo polvo, ejejeje
ResponderEliminarGracias por hacer que no me sienta un bicho raro. Yo también pertenezco a esos inicios informáticos y tu trabajo es agradable y nostálgico.
ResponderEliminarEn mi último colegio -Juan de Mena- antes de jubilarme dejé iniciado un museo de cacharros informáticos. Nuestros chicos no llegarán a vivir un cambio tecnológico como el nuestro, -por ejemplo de la vietnamita a la impresora láser en unos años o del diskete de cartón de 5 1/4 al pen- y conviene dejar costancia de que ese cambio no ha sido casual, sino que es fruto de tantos esfuerzos y de tantas horas...
Te repito, gracias
Lisis, es más aún de lo que ves.
ResponderEliminarsi entras aquí verás la estacion de radio:
http://notascordobesas.blogspot.com/2009/10/mi-aficion-la-radio.html
Luego dónde Cochi hace sus trabajos de pintura tengo un taller en todo regla. Pero hay mucho más, si cualquier día quieres venir a tu casa vienes.
Eladio estamos muchos bichos raros, No he querido ser muy amplio ni entrar en consideraciones técnicas que aburran al respetable. Ese cambio a que haces mención yo lo he vivido muy intensamente, en materia de comunicaciones, pasamos de equipos de trasmisión de válvulas, con tensiones muy altas, a la sofisticación de la electrónica integrada de superficie, dónde tienes que trabajar (si te atreves)con lupa.
ResponderEliminarHacerte un equipo y conseguir hablar con gente de otros lugares del mundo (practicamente todos, pues hablar con Nueva Zelanda que son las antípodas ya es algo, con un artilugio que ha salido de tus manos), es una sensación inigualable, sólo superada por Internet, pero como digo sin perder la capacidad de asombrarse porque nos espera otro mundo (el llegar a él es cuestión fisiológica, pero llegará).
Juan de Mena. He estado ligado a él muchos años, mis hijos han estudiado allí, he pertenecido a la APA y me liag una verdadera amistad con parte del profesorado, que son excelentes. Me olvidaré de muchos, pero cito a Juan de Dios, Mari Carmen, Marisa,etc. etc. y tantos vocacionales profesionales. Tu época sería cuando los míos estaban ya en la Universidad.
Eladio, nos queda decir que algunos hemos empezado con el ábaco, que en el fondo es un ordenador sin apenas consumo, por eso ahora cuando vemos los "pendriver", con capacidades de almacenamiento de gigabytes (bastantes) y sabiendo como se almacena la información en células activas o no activas, con tensión o sin ella, traducidas a unos y ceros eléctricos, en el código binario simple de los mayas, es comparable a tratar de comprender las distancias del cosmos, los años luz o los millones de años luz, o imaginar el diámetro ecuatorial de esa gigante roja que es Antares "la que se parece a Marte", es adecuar, y nuestra suerte informática es que nosotros podemos comparar el antes y ahora, ya he dicho que el después si tenemos suerte y llegamos está a la vuelta de la esquina.
Tu que eres un perfecto conocedor de lo que ha ocurrido en esta ciudad en el mundo de a diario, lo sabes mejor que yo.
Y las gracias a ti por tu apoyo y demostrarme que "no estamos solos".
Pues suscribo todo lo q dice Eladio, cuyo trabajo en su blog es igualmente interesante y nostálgico aunque de temas distintos. En ambos casos, parte de la historia y la antropología actual y de reciente pasado vivida en su mayor parte por quienes tan diléctamente lo expresan (lo cual es un lujo) y lo comparten con quienes acudimos a vuestras páginas.
ResponderEliminarPasa q cuando una no tiene mucho que decir por no entender o tener demasiado conocimiento del tema, o no dice nada, como ocurre en muchas ocasiones (Eladio te leo con mucho interés aunq no diga na) o bromea en unas líneas a modo de saludo como sucede en este caso.
Atesoráis, Paco y Eladio, verdadera sabiduría e inestimables joyas de un pretérito tan cercano q lo tenemos sólo a los talones. Gracias por compartirlo y un saludo muy afectuoso a ambos.
Lisis, tienes que tener en cuenta dos cosas, que el pretérito, por lo menos el mío no es tan cercano, y que Eladio es un profesional de la pluma, por lo que sus conocimientos son de categoría, no quiere decir que tu no lo hayas dicho pero deseo aprovechar para decirlo yo.
ResponderEliminarBueno, pues muy bien.
ResponderEliminarRealmente estos comentarios humanizan nuestras horas de ordenador. Solo una peguilla, Paco, que dice mi mujer que eso de "profesional de la pluma", pues eso, que queda un poco ambiguo.
Un abrazo para ti y para Lisistrata, que no me diga más, que no tiene nada que decir, que con sus palabras de aliento, con ese estar "ojo avizor", a mi por lo menos, me ayuda mucho. Y algún día a lo mejor se anima y nos sorprende con algo suyo.
Paco, se me olvidó agradecerte tu invitación a ver los museos pictóricos y de tecnología que tienes en tu casa. iré encantada en cuanto vislumbre una posibilidad.
ResponderEliminarOtra cosa, te emplazo, a Eladio tb, y a cuantos lean y se animen, a contar como fue aquel Día de Andalucía del 4 de diciembre del 77 "bautizado" a sangre y fuego: la sangre del joven Caparrós, el fuego de la represión.
Yo tenía 17 años, estudiaba en Córdoba y me fui a la manifestación con una bolsa-bandera blanquiverde a un lado y rostro de Miguel Hernández al otro con su frase "tenemos que hablar de muchas cosas compañero del alma..". Hasta ahora, el 4 de diciembre, sigue siendo para mi el Día de Andalucía.
Eladio, mi modus vivendi inconstante y mi "miedo escénico", quizá tb mi propia comodidad, me impiden abrir un blog. Por ahora prefiero el "nomadismo lector", lo cual tb lleva su tiempo cuando se tiene lo menos una centena de selectos "garitos" por los que pasar, lo cual es una verdadera delicia.
salú
Eladio no se porqué suena a ambigua esa expresión, cuando has ejercido de periodista, y con buenos trabajos, pero me da igual, muchas veces, posiblemente, no se expresar con lo escrito lo que pretendo decir. De la educación si lo eres y no me lo podrás negar, y de lo otro lo dejamos, si a tu mujer le parece bien, en aficionado aventajado del periodismo.
ResponderEliminarUn saludo a los dos.
Paco, era broma. Ya sabes que "la pluma" en el lenguaje coloquial tiene varias acepciones.
ResponderEliminarMe gusta lo de aficionado aventajado al periodismo me parece muy bueno.
Me desahogo contigo: yo me negué, por principio, por ¿ideología? a pasar por le Escuela Oficial de Periodismo -en su lugar me matriculé cuando pude en Filosofía y Letras, aun que no acabé por mi destino por la provincia-. En esa escuela y en ese mismo tiempo se matricularon y aprobaron Galisteo o el mismo Solano Márquez.
Así que yo siempre fuí un "intruso". Más tarde sí me admitieron en la Unión de Periodistas de la que conservo con orgullo el carné.
Algún día seré capaz de escribir la historia paralela del periodismo y los periodistas cordobeses de aquel tiempo. Que difiere bastante de la versión oficial ampliamente publicada y subvencionada por diversas instituciones locales.
¡Ah! Ahora me he dado cuenta el porqué de tu mujer.
ResponderEliminarConozco a varios amigos que coincidían contigo, pero son más modernos. Yo tampoco terminé derecho, y al final lo que decía mi madre, "aprendiz de todo maestro de nada".
Pues te animo a que cojas "la pluma" y te desahogues de aquel tiempo, para que quede constancia aunque seas discreto, yo me autocensuro mucho.
Me he acordado de otro compañero tuyo de la época de Juan de Mena -posiblemente anteriores a cuando tu estuvieras allí-, Francisco, que era de Obejo, tenía una preocupación por los chavales fuera de lo normal, y Pedro que nos dio clases para el Graduado con María José Moruno, en Caballeros de Santiago. Ni años.
Un abrazo.