Norman Bates, Psicosis.
Llegó a su casa a una hora no habitual, entendiendo lo no habitual por más temprano de lo normal. Casi siempre es lo contrario, eso significa llegar más tarde y por la noche, y a ser posible con dos copas de más. No había nadie en casa, era media mañana. La puerta del baño estaba entreabierta, en el suelo había unas pequeñas manchas rojas que identificó como sangre.
Entrada al baño.
Muchas de ellas luego, una vez dentro, se repartían por todo el baño, sanitarios, paredes, cortinas y en la estantería de las toallas. Se le alteró el pulso. ¿Qué había pasado aquí? Siguió mirando y en la estantería de las toallas en un rincón, la cantidad de sangre viscosa que había, era una exageración.
Lavabo.
Lo primero que pensó fue llamar a su mujer por teléfono, pero a la vez también pensó que sería inútil, ella era difícil de contactar, nunca lo contestaba, bien por falta de batería o llevarlo apagado. No obstante la llamó. Lo dicho, no contestaba. ¿Y si llamaba a la policía? Pero pensó… como está el patio lo más probable es que se convirtiera en el principal sospechoso, me detendrían hasta que apareciera el cuerpo. ¿Pero… -se preguntó nuevamente- el cuerpo? ¡En qué estoy pensando! Vamos a ver, tranquilidad, si la vecindad no había visto nada anormal, si la vecina cotilla –si, en todas las comunidades la hay- no le había dicho nada, es que la cosa no había sido exagerada. O su mujer se había cortado e ido a urgencias. ¿Pero cómo? ¿Sin que la vecindad se hubiera apercibido –pensó. Claro si el accidente era de poca monta, no tenía porque darle cuartos al pregonero.
Grueso de la sangre.
A cada pregunta que se hacía, menos respuestas tenía. Decidió llamar a casa de su hijo. No estaba. Otra preocupación más, la situación se le estaba poniendo como al del chiste, aquel que necesitaba un gato para arreglar la rueda pinchada del coche en una noche lluviosa, a altas horas en medio del campo con una sola luz en muchos kilómetros a la redonda. Sentía que la situación se cerraba y se le escapaba de las manos.
Lugar donde se agarró la mujer al ser acuchillada...
Había que metodizar. Hizo un nuevo examen de la situación. Sangre en el baño. Podría haber sido un pequeño accidente doméstico y como la sangre es tan escandalosa… pues eso. Su mujer había tratado de cortar la hemorragia y al no poder, habría decidido ir a un centro médico, y como la cosa era sin importancia no le había dado tres cuartos al pregonero -entendiendo el pregonero por la vecina citada-. Pero no se le iba del todo la idea del asesinato. Lo cierto es nunca había sido muy positivo. Entonces ¿y llamar a los centros médicos? Pero si las manchas se circunscribían al baño, y en el resto de la vivienda no había manchas. Lo cierto es que era todo muy extraño.
Pensó nuevamente en llamar a la policía, pero otra vez lo desechó por la razón lógica expuesta antes que no sabía nada y tendría que dar explicaciones que desconocía, y lo principal es que sería el sospechoso número uno, y tal y como está la psicosis colectiva con la violencia de género suponía que sería peor. Volvió a llamar a su mujer a ver si ahora podía atender el teléfono. Y suerte, esta vez contestó.
-¿Qué te ha pasado? –le dijo sin darle tiempo a contestar- ¡el baño está lleno de sangre por todos sitios!
-¿Cómo sangre? –le contestó su mujer extrañada.
De momento no estaba asesinada, ni sufrido un accidente que ya era algo, Pero… ¿qué habría pasado?
-¿Entonces que crees será esto? -volvió a preguntarle.
-No se pero ¿estás seguro que es sangre? –le contestó su mujer.
-¡Hombre, de un rojo rutilante y viscosa! No la he probado pero al tacto me ha dado esa impresión.
-Yo he salido de allí hace como una hora, y lo último que hice en el baño fue teñirme el pelo…
-¿Teñirte el pelo? –no la dejó terminar.
-Si –le contestó.
-Y el producto del tinte ¿dónde lo has dejado?
-En la estantería de las toallas.
-Es que el grueso de la sangre está allí, donde lo has guardado.
La cosa estaba cambiando. En el lugar habitual donde normalmente estaba la caja de los tintes, era dónde había una mayor cantidad de sangre, bueno ya no estaba tan seguro que lo fuera.
Efectivamente volvió a mirar en el rincón y allí estaba el bote del tinte reventado, era el epicentro del “asesinato”, mejor dicho dónde había explotado. Luego toda la “sangre” esparcida por el cuarto de baño era tinte para el cabello. Cortó la conversación y se dispuso a limpiar. Cuando su mujer llegó se aclaró todo. El tinte para el cabello se compone de dos productos químicos; el colorante y el glicol revelador, que hay que mezclar a partes iguales, pero en un recipiente distinto, no en el mismo bote, y menos dejar el sobrante en el bote con su reacción química y taparlo. Su composición normalmente: Peróxido de hidrogeno(agua oxigenada), Acido etidronic (biofosfato), Methylparaben (parageno de metilo).
¡Elemental querido Watson! Eso fue lo que pasó. Cuando subió la presión por la reacción y supero la fortaleza de las paredes del frasco reventó, llenado de “sangre”, digo de tinte, todo. Menos mal, a pesar de lo escandaloso del rojo, de haber manchado muebles, toallas, cortinas, sanitarios, suelos y paredes, no había sido un “asesinato”, ni siquiera un accidente, pero el rato no se lo deseaba a nadie.
Lo mejor de todo era que, había pasado de sospechoso de asesinato, sin cuerpo del delito, a ejercer de chica de la limpieza de los restos de una reacción química, por no mirar las instrucciones de uso de un tinte para el cabello.
4 comentarios :
¡que susto meremía que susto!
Menos mal que no fue nada, yo me hubiera cagado en los pantalones si me pasa.
:-)
No te lo puedes imaginar Casandra -exageraciones aparte-, hasta que te das cuenta que estás montando una película lo pasas mal.
Paco, aparte pelis, decirte q te leo, pero q ando estudiando inglés como una descosía y aún así me van a dar un "frightening" cate de "no te menees". No llegará la sangre al río, pero a mi me tiene el p*** english hasta más "parriba". ¿quién me mandaría a mi?
saludos, a casandra y a la concurrencia tb.
Lisis gracias. Oye desde que caí con la gripe antes de navidad, luego la garganta, luego otra vez catarro (sin dejar de ir a trabajar), no levanto cabeza, tampoco he ido al inglés yo, y tu última frase me la aplico ¿quién me mandaría a mí? Se me esta haciendo pesadísimo, y yo lo tengo al lado y tu tienes que hacer bastantes kms.
Habrás observado que ha bajado el rendimiento, hay muchos días en blanco. Pues eso.
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