Tumbas de Fernando IV y Alfonso XI
Cuando recordé el paseo por la ruta del Bailón (Zuheros), dije haber tenido conocimiento, por primera vez, de la existencia del Libro de la Montería de Alfonso XI, éste era bisnieto de Alfonso X “El Sabio”, hijo de Fernando IV, y padre de Pedro I “El Cruel”, y también que me causó asombro que se citase en el libro el lugar de la Fuente Fría, como lugar de caza de osos y "puercos".
Retratos de Fernando IV, "El Emplazado" y Alfonso XI, "El Justiciero"
Después de haber comentado también en el blog, una comunión obligatoria en San Hipólito, y haber visto las urnas del cuarto Fernando y onceno Alfonso, el primero en el lado del Evangelio y el segundo en el de la Epístola, dentro de dos arcosolios, construidas con mármol rojo de San Jerónimo en 1846, a petición de la Comisión de Monumentos, para quitar los despojos reales de unos ataúdes de madera en los que estaban, encima de unos algodones, hablaré de los inquilinos eternos de San Hipólito.
Texto encima de la tumba de Alfonso XI
Encima de la tumba de Alfonso XI, hay una inscripción que dice: "Ésta losa / mandó facer /el muy noble e /muy alto e muy /poderoso señor /don Alfonso por /la gracia de Dio /s rei de Castilla / e rey de León e la r / eina Dona María / su muger este / rei ganó la villa / de Alcalá e ven / ció a los reyes de Benam / arín e de Granada / sobre la cerca de / Tarifa e ganó la / noble cibdad de Algecira."
Alfonso XI fundó la Iglesia de San Hipólito en 1343, para destinarla a Panteón Real, y en agradecimiento a la corte celestial por haber ganado la batalla del Salado en 1340. En 1347 fue elevada al rango de Colegiata por Clemente VI, para dotarla de la solemnidad máxima. Una Colegiata es de rango inferior a la Catedral pero de gobierno casi similar, tiene un cabildo y la dirige un Prior. Ésta tenía nueve Canónigos.
Dar un paseo por la vida de esta familia, puede resultar cuando menos interesante para valorar como vivía esta gente, y poder compararla con la miseria del pueblo.
A saber: D. Fernando IV, el Emplazado (1285-1312) (27)(*), era hijo de Sancho IV el Bravo y María de Molina, y nieto de Alfonso X el Sabio. Se casó con Constanza de Portugal (1290-1313)(23) en 1302, y tuvieron tres hijos; Leonor de Castilla (1307-1359)(52), Alfonso XI (1311)-1350)(39) y Constanza (1308-1310)(2).
A este señor Fernando IV, le llamaban el Emplazado, porque en una de sus hazañas, mandó despeñar a los Carvajal desde la peña de Martos (Dice el refrán: “Si la peña de Martos fuera de azúcar, estarían las marteñas, chupa que chupa”. En la década de los setenta del siglo pasado tuve la osadía de subir a ella –se las trae- y estuve dónde dice la leyenda que los despeñó y luego abajo, dónde dicen que acabaron.). Estos lo emplazaron al “juicio divino” antes de caer, diciéndole que lo esperaban allí. No sabemos si fue por el emplazamiento, lo que sí pasó es que a los treinta días le dio una embolia y murió. Lo querían trasladar a Castilla, pero como el verano en Andalucía es lo que es, y por si “las moscas”, lo trasladaron a Córdoba y sepultaron en la Mezquita.
Heredó el trono su hijo Alfonso XI con un año. Fueron regentes Doña María de Molina, su abuela, su madre Doña Constanza de Portugal, D. Pedro su tío, y D. Juan de Haro, entre otros. Alcanzó la mayoría de edad a los quince años, en 1325. Era rey de este país con un año menos de los que hoy día deben tener las mujeres para tomar la decisión de abortar. Paradójico ¿verdad? un joven era quien regia los destinos de Castilla y León, que es casi lo mismo que decir este país, pues gobernaba, las mencionadas Castilla y León, Toledo, Galicia, Sevilla, Córdoba, Murcia, Jaén y el Algarve. Claro estas familias eran reales por la gracia de Dios.
En 1325, Alfonso XI “El Justiciero”, se casa con Constanza Manuel de Portugal, que tenía nueve años (otra cuestión a tener en cuenta, nueve años), el matrimonio dicen que no fue consumado y la repudia en 1327. Su padre la reclama pero Alfonso XI dice que no se la da, lo que provoca una guerra por la negativa, aunque un año después se la devuelve. Después se casa, en 1328, con María de Portugal, de quince años. Tienen dos hijos; Fernando que muere antes del año, y Pedro I, que fue el heredero. Un año después se dedica a fabricarle niños a otra señora, en este caso de diecinueve años. Doña Leonor Muñoz de Guzmán (1310-1351)(41), que era tataranieta de Alfonso IX de León, y tienen diez: Pedro Alfonso, Primer Señor de Aguilar (1330-1338)(8); Juana Alfonso, Señora de Trastamara (1330-¿); Sancho Alfonso, Señor de Ledesma (1331-1343)(12); Enrique Alfonso, Señor de Trastamara (1333-1379)(46) que luego fue Rey de Castilla y León con el título de Enrique II; Fadrique Alfonso, Señor de Haro (1333-1358)(25), gemelo de Enrique; Fernando Alfonso (¿), Tello Alfonso, Señor de Aguilar de Campoo y Lena (1337-1370)(33), Conde de Vizcaya y Marqués de Aguilar de Campoo; Juan Alfonso, Señor de Badajos y Jerez, (1341-1359)(18); Sancho Alfonso, Conde de Alburquerque (1345-1352)(7), y Pedro Alfonso, gemelo del anterior (1345-1352)(14).
Ya ven, la media de edad de una familia real, pudiente, suponemos que bien alimentados y atendidos por los mejores doctores del momento, es bajísima. Si esto es así ¿cómo sería la vida del pueblo llano, que además de tener que soportar todos los males de la miseria, tenían también que soportar a la realeza, a las guerras y todo lo que eso conllevaba? Una verdadera pena.
Alfonso XI siguió con sus hazañas y campañas. En 1350, se contagió de la peste en Gibraltar y murió. De momento lo llevaron a la Capilla Real de la Catedral de Sevilla, junto a sus antepasados. En 1371 lo traen a la Mezquita y allí lo sepultan de nuevo, en la Capilla Real al lado de su padre. En 1571 Felipe II visita Córdoba, manifiesta el deseo de ver a sus antepasados y le abren los ataúdes para verlos.
En 1729, es decir 379 años después de muchas peticiones de los canónigos de la Colegiata, Felipe V autoriza el traslado de los restos. Pero es el 8 de agosto de 1736 cuando son trasladados definitivamente a la Colegiata, una vez terminada la obra de la Iglesia, y hasta hoy. Por lo tanto, los despojos reales llevan en San Hipólito unos 273 años.
A la Iglesia de San Hipólito le fue suprimido el título de Colegiata en 1852, y a finales del siglo XIX se la cedieron a la Compañía de Jesús, que es quien la administra a perpetuidad porque así fue la cesión. Este templo requiere una entrada exclusiva, pero como en esta vamos de inquilinos eternos, es decir de tumbas, debemos decir que en 1844 se trasladó el cenotafio (tumba sin cadáver) del cronista de Felipe II, Ambrosio de Morales, después del derribo del Convento de los Mártires, donde estaba.
Ambrosio de Morales
El epitafio dice: “Mortalis jacet hic vitam qui in morte reliquit / Hoc tumulo sabis est, explicuisse notis, / Nomen, fama, genus, patria, et solemnis honorem / Gloria, viventum soIlicitent animos. /Nos, quibus est vita, et vita sunt cuncta peracta / Te tantum, Lector nunc monuisse decet, / Ut tibi mors felix contingat, vivere disae: / Ut possis felix vivere, disce mori. / Obiit anno Domini MDXCI aetades LXXVIII.”
En la Capilla de Santiago del lado de la Epístola, en un nicho de medio punto están las urnas de los patronos, Condes de Baena, Diego Fernández de Córdoba y su esposa Sancha García de Rojas, con dos escudos y coronas de laurel. Y D. Teodomiro Ramírez de Arellano dice que, en el panteón de la Capilla Mayor de esta Iglesia están sepultados; “don Gonzalo Fernández de Córdoba, primer señor de la casa de Aguilar, y su mujer doña María García Carrillo, don Pedro Fernández de Córdoba y doña Elvira de Herrera, padres del Gran Capitán, el hermano de éste, el famoso don Alonso de Aguilar, y otros varios ilustres caballeros de la esclarecida casa de los Córdobas”
(*) Las fechas entre paréntesis son: nacimiento y fallecimiento y edad con la que murieron.
Paco, esta mañana he ido con mi hijo al centro para pasear con él. Hemos aparcado al lado del hotel Hesperia, hemos hecho fotos del río (que está magnífico), hemos pasado junto a la Mezquita, subido por Santa Ana, comprado entradas para Mark Knoffler en el Gran Teatro, y, finalmente, le he dicho: "Te voy a enseñar dos tumbas de reyes que hay en esta iglesia". Le he explicado la historia de su construcción, su aspecto medieval y barroco, su relación con Alfonso XI,... y hemos ido a su puerta para entrar:
ResponderEliminar¿Resultado? ¡Puertas cerradas!
Pregunta: ¿Por qué están cerradas las puertas?
Respuesta: Pregúntaselo al Papa.
Mis dientes prietos, mi puño cerrado, mi adrenalina subiendo...
Camino de vuelta por San Nicolás.
"¿Qué te pasa, Papá?"
Nada, hijo, que estoy algo cabreado.
Pues vámonos, y jugamos con la PSP.
... mi gozo en un pozo...
Ben es que abren en las horas de culto, pero a lo mejor si vas por el otro lado te dejan pasar. Aquí se repara todo con los dineros de todos, pero no se puede visitar nada más que cuando ellos quieren, y en muchos sitios pagando. Tienes que cogerle el punto y cuando acabe un oficio religiosos entrar. Yo di una vuelta y cuando volví cerrado. Más rápido que el sacristán de San Lorenzo, que están los novio dentro aún y cerrando las puertas.
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ResponderEliminarGracias Paco por llevar este enlace a mi blog, muy entretenido, la que armaron después los hijos de Alfonso XI: el legal Pedro I y el bastardo Enrique de Trastámara fue de órdago, sumiendo al país en un buen montón de "guerras civiles", en su lucha por el poder, que no se solucionaron hasta que dos bisnietos de las dos ramas se casaron: Enrique III y Catalina de Lancaster.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias a ti Eduardo. Esta gente eran prolíficos pero se morían como moscas. Eso siendo poderosos, me imagino el pueblo llano sin medios. Es la época de la historia que considero más gris, y pobre culturalmente.
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