Primera central telefónica en la casa de los Páez.
Diez años faltaban para que acabara el siglo XIX, en julio de 1890, cuando se estableció comunicación telefónica entre Córdoba y Madrid. En esas fechas visitó Córdoba Isaac Peral, el ilustre marino inventor del buque submarino, cuya réplica está varada en el puerto de Cartagena. Ya había pasado el inventor antes por Córdoba, y prometido ante el entusiasmo de la ciudad volver, y estaba cumpliendo la promesa.
Ricardo de Montis, el ilustre notario de esta ciudad y de sus más notables acontecimientos, había escrito de la visita de Peral en julio de 1924:
“Dicho día fue de júbilo extraordinario, de gran fiesta a los cordobeses. El comercio cerró sus establecimientos mucho antes que llegara el tren que conducía al egregio marino y todas las casas de la población aparecieron engalanadas con vistosas colgaduras. Córdoba entera marchó a la Estación Central de los ferrocarriles para recibir a Peral.
Este dirigióse a las Casas Consistoriales, en un carruaje Dumont, perteneciente a los Duques de Hornachuelos, seguido de una interminable comitiva, en la que figuraban las autoridades y corporaciones de todas clases, comisiones de los centros artísticos, literarios y recreativos, la Prensa, los gremios y las sociedades obreras, con banderas y estandartes…”
“…Peral, desde el balcón central de la Casa Ayuntamiento, presenció el desfile de la comitiva y dirigió la palabra al pueblo, saludándolo en términos muy efusivos…”
Al día siguiente y siempre según D. Ricardo:
“…El día 29 de Julio por la mañana el señor Peral, siempre acompañado de autoridades, corporaciones, gremios y numeroso público, estuvo en la Mezquita y en la Academia Politécnica establecida por don Manuel Sidro de la Torre en la casa de Jerónimo Páez.
Desde dicho centro docente saludó a las redacciones de los periódicos locales por el teléfono que el señor Sidro acababa de instalar en Córdoba.”
Este fue el acontecimiento sumado a la vista de D. Isaac. Una cuestión tan nimia hoy en día y que fue en su momento un gran acontecimiento, que el cronista le llamó:
”…invento maravilloso que, en aquella época sólo poseían algunas ciudades…”
Hoy cualquiera desde cualquier sitio, puede utilizar el artilugio de Graham Bell, para multitud de cuestiones que dejan la trasmisión de la palabra a un lado muy secundario. La mayoría de los negocios televisivos y radiofónicos no pueden prescindir hoy de sus ingresos. Y en aquel entonces, cuando sólo había en Córdoba tres o cuatro empresas que se unificaron después en la Compañía Telefónica Nacional de España por Decreto real de 1924, no atentaban tampoco sus instalaciones a la estética del “sky line” cordobés. Como la antena de distribución de líneas que estaba instalada en la entrada del Palacio de los Páez, donde existía la Academia Politécnica del Sr. D. Manuel Sidro de la Torre. A través de la puerta de lo que hoy es el Museo Arqueológico se ve el rotulo de la Academia.
La telefonía en aquel tiempo tenía esa sola central que hemos citado, en la plaza de Jerónimo Páez. En 1928 se estableció el servicio automático y entró en funcionamiento la central de las Tendillas, dónde se trasladó la de la calle Gondomar.
Construcción de la Central de las Tendillas
Justo es reconocer que D. Manuel Sidro de la Torre fue uno de tantos pioneros que colaboraron en el establecimiento de las nuevas tecnologías en nuestra ciudad.
Torre de distribución de lineas de la casa de los Páez.
Academia Politécnica.
Bibliografía: R. de Montis
Fotos: Archivo Municipal
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