Un día decidimos visitar Almedinilla. Por mi trabajo, que estaba relacionado con la Ruta Bética Romana, hacía tiempo que nos llamaba la atención conocer “in situ” lo que ya conocíamos documentalmente –primera visita, de tres más posteriormente-. Optamos por la ruta de la N-432 y luego cambiar, una vez pasada la estación de Luque, a la A-333 por las Angosturas hasta Priego de Córdoba, y desde allí la A-339 hasta la villa del Almedinilla.
El día de la visita no era un día de bullicio en el yacimiento. No había apenas gente, solo estábamos tres o cuatro parejas. Lo primero y más llamativo, la amabilidad de la persona que tenía que enseñarnos la villa romana de "El Ruedo", Victor. Una cierta afinidad de pensamiento nos acercaba más al magnífico cicerone. Pero independientemente de esa afinidad y de tener amigos comunes él es así con todo el mundo.
Su oficio lo había aprendido de muchos recorridos, escuchas de los profesionales, y lecturas adicionales. A eso le añadía una entrega y enamoramiento especial por su trabajo, un saber trasladarse a la época de vigencia de la villa cada vez que hace el recorrido, y que además consigue transmitir a los visitantes, ya que dota a su explicación de múltiples tesis a cual más interesante. Da igual el componente científico, los seres humanos muchas veces nos contentamos con lo que nos ofrece el autor y el resto lo ponemos de nuestra propia cosecha. Eso pasa también con los libros.
No sé si sigue mi admirado amigo deleitando a los visitantes, pues ya hace un par de años que no visitamos Almedinilla, la última vez estuvimos con Mercedes y Emilio. Casi siempre habla de lo mágico que rodea a la villa, de ciertas influencias magnéticas, tesis seudocientíficas suyas, muchas porqué no, con un cierto fundamento. Por poner un ejemplo, lo curioso que resulta que a un sector de la villa acudan los escarabajos de la zona, como si fuesen a un cementerio de elefantes y allí se quedan. No deja de ser una curiosidad digna de estudio. A raíz del tema de los escarabajos, siempre sale a relucir la fama afrodisiaca que los rodea, y a más de uno se nos pasa por la cabeza lo interesante que sería una tortilla de los mismos, por si se pudiera arreglar lo que parece que no arreglaría ni "Moyano el Latonero" (1).
Una villa con planta de corte helenístico, su “pars urbana” y su “pars rústica”, la primera en mejor estado que la segunda. Datada entre los siglos I y V. Nos la dividió en cuatro fases: Un establecimiento agrícola del siglo I, en la primera. El peristilo y la galería de columnas del siglo II en la segunda y la datada en el siglo III que es la que da el máximo esplendor a la villa. Construcción del “ninfeo” y del “stibadium”, el “hipocaustum” y posiblemente el “praefurnium”. Una modificación de la cisterna y la decoración musivaria de la mayoría de las habitaciones que dan al patio. La última es, cuando se cree se realizan las canalizaciones en el sector oriental y el horno de pan, así como el posible horno metalúrgico.
Pinturas policromas sobre estuco, mosaicos, una fuente, tuberías de plomo, una rampa flanqueada por columnas de mármol de Cabra. La parte de esculturas abundante, un grupo que representa la leyenda de Perseo y Andrómeda, de finales del siglo I o principios del II. Una representación en bronce de Hypnos, algo más pequeño que el tamaño natural. Esta escultura dota a la villa de la leyenda de que posiblemente fuera un centro de reposo en el que el sueño fuese el elemento terapéutico fundamental –esto ya entra en el capítulo personal de la historia-. Estos elementos se pueden visitar posteriormente en el museo, con una ayuda audivisual que complementa sobradamente el recorrido.
El Ecomuseo del Río Caicena se compone de: Villa Romana de El Ruedo, el Poblado Ibérico de El Cerro de la Cruz –que no visitamos-, el Museo Histórico-Arqueológico, el Museo sobre la Historia de los Movimientos Campesinos, centrado en el período de la II República, Guerra Civil y posterior dictadura, la interesante Aula de los Molinos y Cereales en un antiguo molino harinero, y otra serie de dependencias.
No debemos olvidar los almuerzos o cenas romanas que se realizan siempre después de la visita guiada a la Villa Romana "El Ruedo" y al Museo Histórico-Arqueológico. Recreaciones romanas. Utilizando el recetario de Marco Gavius Apicius (siglo I) aderezadas con vino de rosas, vino tinto afrutado y “mulsum”, vino caliente mielado, y acompañadas de realizaciones teatrales.
Es una buena oferta cultural de domingo o día festivo, llamando antes para concretar el horario de la visita guiada si nos interesa, y en el supuesto que sea la temporada de las comidas o cenas romanas, concertarlas si es nuestro deseo.
(1)"Moyano el Latonero" es un dicho cordobés que se invoca para tratar de arreglar lo imposible. Se da la circunstancia que este señor estaba casado con Doña Carmen Roldán Carreras, tía abuela del que suscribe"
Nuevamente traes a mi memoria recorridos por los mismos lugares q evocas.
ResponderEliminarTe dejo en el correo algún enlace con fotos de cuando fui a Almedinilla.
saludos
Ya te he contestado y sabes lo que pienso de tu vocación. La calidad de las fotos es otro aparte que algunas de las que tienes (en otros álbumes)es significativa.
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