Fuente Agria y Santa Elisa-Peñas Blancas
Cuando te pones a indagar en algo, siempre surgen multitud de pequeñas historias, de curiosidades, de retazos de la vida de las personas, en suma de recuerdos, y a su vez, casi sin darte cuenta estás dentro de ellos y estos se mezclan con los tuyos. Organizar esta amalgama de datos es bastante complicado. Dotar a los mismos de rigurosidad también.
La historia que nos ocupa, mejor dicho las historias, a pesar de ser cercanas nos remiten a casi ciento cincuenta años atrás, y nuestros recuerdos, en el caso de algunos, lo más lejos que nos pueden llevar son a sesenta años, esa cuenta para mí es muy fácil.
Al hilo de una estupenda fotografía de un amigo, y ésta a su vez de un anuncio del consistorio de ese bonito lugar de la sierra cordobesa que es Villaharta, con la finalidad de tratar de recuperar, y poner en valor, una zona que lo tuvo en su momento, te hace sumergirte en una serie de datos, visitas, preguntas, fotografías, y tienes la necesidad de exponerlos, con las cautelas naturales de que se puede incurrir en errores, pero con la tranquilidad de hacerlo con el mayor cariño posible, y con el encaje de las posibles rectificaciones que se propongan.
Fuente Agria
La primera vez que estuve en Fuente Agria fue hace casi cincuenta años. La familia de mi amigo "Chico", Pepín del Olmo, "tomaba las aguas" y fuimos allí a verlos en bicicleta. Bahamontes había ganado hacía un par de años el Tour y los chavales, sin diferenciarse mucho de los actuales, querían emular sus éxitos. Nuestro Tour particular -si alguien ha hecho ese recorrido en bicicleta-, se ganaba coronando Cerro Muriano, una vez veías la casilla de peones camineros del Puerto de las Malagueñas respirabas tranquilo. Luego desde esta localidad hasta pasar la de El Vacar, el trazado es llano, y desde allí hasta el Balneario, por la antigua Cuesta de la Matanza, cuesta abajo. Esta cuesta era el principal escollo del retorno.
La llegada al Balneario te transportaba a una época pasada, de cine romántico. El ambiente familiar que se respiraba lo generaban las familias sentadas en la puerta del pabellón, los pequeños controlados en los alrededores, teniendo en cuenta que la carretera N432, dividía el recinto, pero que el tráfico existente era escaso. La arribada del autobús de línea era un acontecimiento. La mayoría de las veces venían nuevos clientes, y siempre había alguien que los esperaba.
Existía un ritual diario, las habituales visitas a puntual hora al kiosco que, en ese tiempo no tenía el aspecto actual, a pesar de que no podía disimular su edad. Su uso obligaba a tenerlo mantenido.
Los chavales tenían otras formas de entretenimiento que los mayores; excursiones a los alrededores, con visita obligada a otras fuentes; inclusive al pueblo, que requería un notable paseo cuesta arriba. Paralelas a la estancia surgían pequeños idilios de adolescentes, y la estancia allí de familias completas, hacían parecer aquello a un verano azul -en este caso verde- serrano.
Otras veces nos convertíamos en exploradores y, en grupo, normalmente acompañados de algún adulto, hacíamos la excursión a Peñas Blancas. Ese lugar era otro mundo, aunque de sombras y de historias de otro siglo, nos parecía fastuoso. Con la recomendación previa del cuidado con las ruinas, el recorrerlas era fascinante. Era motivo para que algún admirador se deshiciera en detalles con su admirada, e incluso le ofreciera su mano para, o bien saltar un montón de escombros, o asomarla a una ventana -aupándola por la cintura-, para permitirle ver imponentes salones con pinturas aún activas en sus paredes.
Luego la vuelta significaba, o bien el intercambio de miradas y sonrisas furtivas, o el despiezar las historias contadas referidas al Gran Hotel. Todo ello acompañado de las estivales melodías de las chicharras.
Algo de historia
Corría la mitad del siglo XIX, cuando D. Elías Cervelló y Chinesta, valenciano, funcionario del Cuerpo de Obras Públicas que, por motivos de trabajo estaba en Córdoba. Se estaba construyendo la carretera de Almadén a Córdoba. Este Sr. sabedor de la afluencia de personas a las fuentes del lugar a beber sus aguas, y los comentarios de que éstas eran curativas de algunas afecciones, decidió comprar el terreno al Duque de Bervil y de Alba -como no iba a estar la casa de Alba aquí también-, el cual en principio no quiso vender pero que posteriormente D. Elías pudo adquirir, unos años más tarde, en una subasta en Madrid.
Citan algunas fuentes que, D. Rafael Barroso abogado cordobés, que fue miembro de la Junta Revolucionaria, y Alcalde de esta ciudad, entre 1869 y 1870, propuso a D. Elías, explotar las fuentes comercialmente, ya que según parece, un hijo suyo se había curado de una dolencia con la toma de las aguas.
En 1876 se construyó la primera fonda, sin grandes pretensiones aún. D. Elías fue el que trazó el pabellón del manantial principal, en cuyo momento fue la pieza de más importancia del conjunto. Se realizó como puede verse en hierro, de forma octogonal, tapizado su suelo interior de mármol rojo, y en cuyo centro estaba el manantial. Poco ha variado la forma de extracción hasta nuestros días. Unos escalones permitían bajar, a la persona encargada de ese menester, a llenar los vasos que cada residente llevaba consigo y que muchas veces en cola esperaban su turno.
Su fama y la concurrencia a concursos nacionales de las aguas del Balneario le hicieron conseguir algunos premios: la medalla de bronce en la Exposición Farmacéutica de Madrid, 1882; y la de plata en la de Barcelona en 1888. Por esas fechas la exportación estaba en funcionamiento y se había instalado una planta embotelladora y la distribución se iniciaba por el país, e incluso los planteamientos comerciales apuntaban a hacerlo también en el extranjero.
En 1896 se edita un manual donde se detallan las propiedades, precios de la estancia, medios de transporte, composición, estadísticas de curaciones, y testimonios de enfermos satisfechos. Las otras fuentes del entorno son: Fuente Agria, La lastrilla, El Cordel y Boca del Infierno. En 1908 se jubila D. Elías.
Encono comercial
Por esos años, se generó una enconada competencia con el Gran Hotel Santa Elisa, de Peñas Blancas. El encono comercial llegó hasta los tribunales. Se visualizó en los diarios nacionales, concretamente ABC, donde en ediciones de 1910 y 1911, no faltaban los anuncios alusivos metafóricamente a que "mi agua es la mejor que la tuya", " o que las mías son las auténticas", etc.. Ambos establecimientos se adjudicaban, la presencia de personajes ilustres, no confirmada, del monarca Alfonso XIII y del Conde Romanones, o Silvela que fue el único que realmente visitó el Balneario. Se puntualizaba también, para que los clientes no se equivocaran de estación de ferrocarril que, la de Fuente Agria era El Vacar, y la de Santa Elisa, Alhondiguilla.
Gran Hotel Santa Elisa, de Peñas Blancas.
El Gran Hotel estaba regentado por Doña Elisa Ramírez, viuda de Valverde, que comercializaba las fuentes del entorno de Peñas Blancas, con aguas, posiblemente, de similar composición química a las de Fuente Agria, e inclusive, nos aventuramos a pronosticar, fueran del mismo acuífero, con insignificantes variantes.
Las fuentes cercanas al Gran Hotel fueron y aún están: Los Angelitos; San Rafael, La Lastra, el Santo, el Cura, La Lastrilla.
El entorno del Gran Hotel era en apariencia más majestuoso. Posiblemente su emplazamiento ayudaba a ello. Si observamos las fotografías, veremos unas diferencias notables, si nos remitimos a finales del siglo XIX o principios del XX, y comparamos con lo que queda, comprobaremos que este establecimiento tuvo una reforma, que por el estilo arquitectónico, de tinte regionalista, podríamos situar en la época modernista.
En la guerra civil, dada la cercanía del frente, se convirtió en hospital del ejército republicano y fue bombardeado por la aviación facciosa. En sus cercanías, camino de la fuente de Los Angelitos, existen las ruinas de unas instalaciones de la fonda el Carmen que utilizaron los militares y están también abandonadas. A partir de ahí parece ser que no se reconstruye y su decadencia continua hasta nuestra días.
El "glamour" de su tiempo todavía se puede imaginar a través de sus pasillos, salones y ventanas derruidas, de sus patios interiores, de su jardín, y de su fachada principal. Algunos vestigios de su arquitectura se resisten al paso del tiempo y el azul intenso de algunas cerámicas de adornos de la fachada todavía deslumbra compitiendo con el del cielo.
Epílogo
En la actualidad, como decimos en el principio, se trata de poner en valor ese entorno. Deseamos, como no, a quienes lo pretenden toda suerte de éxitos, y sobre todo nos felicitamos de que surjan iniciativas que permitan recuperar la memoria de las cosas y sitios. Esa recuperación de nuestra historia cercana ayudará no sólo a conocer y respetar el entorno, y si al hilo de eso se consigue mejorar la salud de los ciudadanos, excelente.
Una pequeña pero importante puntualización, nos gustaría que la iniciativa fuese pública, ya que la salud lo es, para que el disfrute pudiera ser asequible a todos los estratos económicos.
La pugna entre los dos balnearios en la prensa del 1910, periódico ABC.
Anuncio del Santa Elisa o Peñas Blancas.
Anuncio de Cervelló sobre el Balneario de Fuente Agria.
Ambos en la misma hoja del periódico, el enconamiento al límite.
Esquina este de Santa Elisa, el azul de los azulejos, compite con el del cielo
Varios Videos:
Plano catastral de la finca
Datos catastrales de la finca.
Fotografías del autor y de diversos lugares
Bibliografía de la Exposición.
11 comentarios :
Hola,mi nombre es Ana,me encantan las publicaciones de su blog.Gracias a esas publicaciones conozco cada vez más cosas de nuestra Córdoba,lo último que he leído es sobre el balneario de Fuente Agria.
Estoy escribiendo una historia ambientada en esa zona en la época en la que funcionaban los balnearios y al leer en su blog sobre el lugar me preguntaba si podría utilizar el trozo de un poco de historia porque de todo lo que he leído sobre el lugar en otras entradas que hay en internet es lo que creo que es más fidedigno a lo que pudo pasar en realidad con los pocos datos que quedan.
Una vez más le doy las gracias por esas publicaciones y por favor más.
Un saludo .
Ana muchas gracias, sin lugar a dudas puedes utilizar cuanto estimes oportuno, texto o fotografías. Lo que me parece es que había más sobre estos balnearios. Son muchos artículos, mas de mil quinientos y tengo que mirar en los índices. Creo recordar que era sobre una exposición en Villaharta, lo buscaré y si lo encuentro te lo haré saber. Una cosa me gustaría leer tu trabajo cuando lo tengas. Un cordial saludo
Gracias y por supuesto que se lo haré llegar para que lo lea.
Muchas gracias nuevamente y espero tu trabajo, lo puedes enviar aquí 7fmc@wanadoo.es Saludos
En primer lugar, quería dar las gracias a Paco por este post, soy de Villaharta y desde siempre me ha apasionado este trocito de la historia de mi pueblo. Por otro lado, estaría muy interesado en leer su historia Ana. Un saludo.
David gracias por tus palabras y presencia, y esperemos que Ana te pueda facilitar más datos. Un abrazo
Fabuloso. GRACIAS.
A ti muchas gracias Paco.
Anambd hace tiempo pusiste un comentario de que tenías el proyecto de escribir sobre Fuente Agria, quedaste en remitir una copia de ese trabajo, no lo has hecho y no sé si ha sido por no haberlo hecho o que se te olvidó tu promesa. Si lo has hecho podrías enviarlo al correo que te dije en su momento. Gracias
Buenas noches, por casualidad he llegado a esta página, ya que estaba buscando indicios sobre mi familia paterna, mi bisabuelo fue Pedro Cabrera y su mujer era Josefa Del Arco Calderón. Él llegó a ser alcalde de Villaharta y tenía el Balneario. Eso tengo entendido......¿podría pasarme información? Se lo agradecería mucho.....gracias de antemano
Sr. desconocido (no pone su nombre) muchas gracias. Es muy importante lo que dice pero lamento no poder darle más datos. Si chequea el blog en el último año, podrá encontrar más cosas del entorno, por si le sirven algunas.
Un abrazo.
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