La otra noche y a instancia de Manuel Harazen, sentados en la orchestra, observados por los espíritus de unos nueve mil virtuales paisanos –en el supuesto que estuviese lleno esa noche-, o por el rastro que aún quede de ellos, como en las fotos movidas. Con la entrada y salida continua del Sr. que nos surtía de lúpulo y cebada, del porticus post scaenam, salió el tema de las calles de la ciudad, lo idóneo de mantener los nombres que puedan ser eternos, aunque eso nunca se sabe. La complicación que en la actualidad supone para la ciudadanía el cambio, pongamos por ejemplo cualquier tipo de industria o comercio, significa cambiar en sus documentos el nombre y remitirles el nuevo a sus clientes. En los ciudadanos cambiar la documentación, aunque en estos caso si debiera (lo ignoro) el organismo pertinente validar ambas, la antigua y la nueva como en los números de teléfono, pero seguro que no será así.
En casi todos los barrios, en ésta que fue siempre la reserva espiritual de occidente, existía una calle dedicada al santo titular de cada parroquia, Santo Cristo, San Eloy, San Rafael, San Eulogio, Jesús María, Santa Victoria, San lo que sea.
Por otro lado nombres que se referían a cordobeses “de toda la vida”, Séneca, Almanzor, Osio, el Gran Capitán.
La ancestral costumbre de agrupaciones de los gremios, Carniceros, Tundidores, Caldereros, Zapatería, Pleitineros, Aladreros, Especieros, Aceiteros, Barberos, Bataneros, Espartería, Herradores, Calceteros, Librería, imprenta, Lineros, Armas, Grajea, Odreros, etc.
Otras tenían una clara reminiscencia árabe, Alcaicería, Alhóndiga, Azonaicas, Almonas, Alfayates, Moriscos, Adarve.
En otros lugares tomaban el nombre de los conventos, ermitas, huertos u hornos, o de los nobiliarios títulos de familias que tenían su casa en la calle en cuestión.
Muchas, tomaban sus definiciones de nombres corrientes, comunes, Sol, Miraflores, Alegría, Rosa, Paraíso, Luna. Otras como Silencio, Socorro, Amparo, Convalecencia, Dueñas, Judería, Tesoro, Moriscos. Tampoco faltaban otros más naturales, Pan y Conejo, Queso, Aceite, Tranco, Buenos Vinos, Vino Tinto, Verdugo, la Muerte, Amortajadores, Enterradores y Cementerio.
Unas se referían a lo relacionado con la tradición histórica, Cruz de Rastro, Cabezas, Polichinela, Arrancapenas, Mal Pensada, el Duende, Abrazamozas.
Casi entrado el siglo XX, muchos nombres antiguos y populares se cambiaron por los de cordobeses ilustres, Lucano, Góngora, Ambrosio de Morales y otros.
Nombres especiales ha dado el pueblo a otras, como Cinco Calles, Mucho Trigo, Piedra Escrita, Siete Revueltas.
Hubo curiosidades manifiestas de errores, a la calle Almanzor se llamó durante tiempo Rey Almanzor pero se rectificó cuando comprendieron que Almanzor nunca fue Califa. La calle Abejar fue motivo de una contracción, la llamaban Cardaveja. Arrollo del Moro no dio tiempo a ser el hazmerreir, pero la gente está al salto, para una vez que mataron un gato.
Luego los diferentes regímenes, han sustituido los nombres antiguos por los de sus correligionarios, esa ha sido la tónica habitual, en ese afán que también han seguido las religiones de machacar lo de la anterior. Claro lo ideal es quitar el nombre de asesinos, pero esos asesinos lamentablemente han sido los héroes de los de antes. Lo cierto es que después de darle muchas vueltas es difícil encontrar el fiel de la balanza.
La guerra civil fue un claro episodio de volverse locas las instituciones “depurando” nombres. El inicio de la democracia lo mismo, y además ha continuado la tónica de sustituir otros sin reminiscencias fascistas, e incluso se da la paradoja que algunos de los nuevos si la tenían, o por lo menos sospechas de ello, pero…
Una muestra general de nombres comunes de calles, muchas ya no existen. En barrios nuevos hay otras referidas a plantas, oficios, etc. que no se reflejan, pero estas son las clásicas, podemos decir que oriundas del siglo XIX y principios del XX.
Abades, Abrazamozas, Aceite, Aceiteros, Adarve, Adelfa, Agua, Aladreros, Álamos, Albarrana, Alcaicería, Alegría, Alfayatas, Alhóndiga, Almagra, Almonas, Altillo, Amortajadores, Amparo, Arca del Agua, Arco, Arco Real, Arenillas, Armas, Arrancapenas, Arrecife, Azonaicas, Badanas, Badanillas, Barberos, Barqueros, Barrera, Bataneros, Beatas, Brujas, Buenos Vinos, Bulas, Caballerías, Caballerizas, Caballos, Cabezas, Calceteros, Caldereros, Campanas, Candelaria, Cáñamo, Cañas, Cañaveral, Caño, Caño Quebrado, Cara, Cárcamo, Cárcel, Carniceros, Carnicerías, Carreteras, Carrillos, Castillo, Cedaceros, Cepa, Cementerio, Cidros, Ciegos, Cinco Calles, Claustro, Comedias, Condenado, Conejeras, Consolación, Cruz Verde, Cuarto, Cuatro Esquinas, Cueto, Chaparro, Doblas, Dormitorio, Duende, Embargador, Empedrada, En medio, Enterradores, Escañuela, Escudo, Espartería, Especieros, Espejo, Faroles, Feria, Frailes, Gragea, Haza, Herradores, Hinojo, Hornillo, Horno, Huevos, Imágenes, Imprenta, Gitanos, Judería, Judíos, Juramento, Lagunilla, Leones, Letrados, Librería, Liceo, Lindo, Lineros, Luna, Lustre, Madera Alta, Madera Baja, Malfraile, Malpensada, Manchado, Mantillo, Manzano, Marroquíes, Mascarones, Mellados, Miraflores, Misericordia, Molinos Alta, Molinos Baja, Montañas, Montero Morería, Moriscos, Moros, Mucho Trigo, Muela, Muerte, Munda, Nacimiento, Naranjo, Nieves Viejas, Niño Perdido, Odreros, Olmillo, Olmos, Osario, Paciencia, Paja, Palma, Palomares, Panadería, Pan y Conejo, Paraíso, Paralela, Pastora, Parras, Pastores, Pavas, Peña, Peral, Piedra Escrita, Pierna, Pilero, Pimentera, Pintada, Pleitineros, Polacos, Polichinela, Portería de, Portillo, Posadero, Postera, Potro, Poyo, Pozanco, Pozo dos Bocas, Pocito, Prensa, Puerta de, Queso, Rastrera Rastro, Realejo, Reloj, Ribera, Rinconada, Romero, Rosas, San (muchas), Siete Revueltas, Siete Rincones, Silencio, Sillería, Sol, Soldado, Socorro, Tambor, Tazas, Tejar, Tejares, Tendillas, Terrones, Tesoro, Tinte, Tomillar, Toril, Tornillo, Traviesa, Tranco, Triunfo, Trueque, Tundidores, Ventorrillo, Verdugo, Victoria, Viento, Vinagreros, Vino Tinto, Yeso, Zapatería Vieja,
En un nomenclátor de finales del XIX, o el plano de 1882, tenemos entre calles, callejas y callejones, cuatrocientas veintitrés; Plazas y plazuelas ochenta y dos; y cuatro rondas. Calles que se llaman “Puerta de” diecisiete.
Si se duda donde está o estuvo la calle, mirar el plano de 1882 o preguntar al servicio de nomenclátor de urgencia del Blog, y rápidamente se intentará dar respuesta.