domingo, 19 de julio de 2009

MANUEL CEULAR CUENCA, "EL DIRECTO"

Manuel Ceular Cuenca “El Directo” (Foto Cordobapedia)

Otro de los personajes curiosos cordobeses, y si nos aprietan entrañable, era Manuel Ceular Cuenca “El Directo”. Cuántas veces los niños hacíamos corrillo para verlo torear en las plazuelas. Cuántos pases de pecho daba a la bicicleta que se aventuraba por el adoquinado e improvisado ruedo, arrancando oles en el respetable. Nació en la Lagunilla en 1904 y falleció en Córdoba el 29 de abril de 1968. Fue guarda agujas de Renfe igual que su padre, del que le viene el apodo, referido a un tren que así se llamaba. Luego fue trabajador de SECEM. Al final vivió en Marqués de Guadalcázar, 10 Huerta de la Reina, allá por los principios de los setenta del siglo XX.

Su ídolo era Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete”, Seguro que lo conocía de antes de famoso, de haber sido vecino suyo. Directo no se perdía una corrida de éste, y aunque su disponibilidad económica dejaba mucho que desear, como la de todos en la época, su amistad con el torero le permitía conseguir de él, la mayoría de las veces, una entrada que éste le regalaba. Algunas veces se cuenta que se las valía como podía para ir a verlo torear incluso en plazas lejanas. No sabemos si esto forma parte de la exageración popular, pero cierta vez dicen que fue a Barcelona a una corrida del torero cordobés. El apoderado del diestro, al verlo, le preguntó:

-¿Pero cómo éstas aquí, cómo has venido?

-En los topes de un mercancías. -le contestó.

Y a lo mejor fue cierto.


La afición que profesaba Manuel a los caldos de Montilla, el famoso “veinticuatro”, era muy similar y en ocasiones mayor a la que le tenía a Manolete, su ídolo. Una cosa si es cierta, no se metía con nadie. El a lo suyo, a torear en todas las plazuelas y calles en las que le venía en gana, a parodiar todos los tercios de la corrida, desde el paseíllo hasta el arrastre, con sus toros invisibles, jaleado con oles del condescendiente público que le seguía la corriente.

Más de una vez estuvo a punto de ser atropellado por algún vehículo, al que daba pases con la improvisada muleta, y que evidentemente no lo conocía, porque los conocidos se arrimaban a él colaborando en los lances. Su suerte fue que los tiempos en que le tocó mal vivir, no eran los actuales y para ver un vehículo a motor por una calle había que esperar un buen rato. Las bicicletas, o el improvisado toro-espectador que salía del público eran los usuarios de la plaza, y si faltaba bicicleta o espontáneo colaborador, siempre tenía su toro invisible a su disposición.

Cuentan una anécdota suya en la que Manuel de la Haba “Zurito”, que había toreado como banderillero en una plaza cercana, y como tenía que irse a su trabajo, e iba con la hora justa, pensó dejar el traje de torear en casa del diestro Manuel Rodríguez “Manolete”, en la Avenida de Cervantes. Después se encontró con El Directo y le encargó la misión de recoger el traje de allí y llevarlo a su casa. Nuestro personaje fue muy diligente, pero como sumaba algún que otro medio de “veinticuatro” de más, le dio por ponerse el vestido de luces, y hacer el paseíllo y torear alguna corrida por la ciudad. Alguien aviso a Zurito y éste tuvo que ir a la carrera para que se desvistiera y le entregara el traje.

Nunca, como dijimos anteriormente, Manuel Ceular “El Directo” fue un patoso, ni pretendió molestar a nadie. Si alguien le recriminaba algún aspecto de sus “corrías” dejaba de torear sin protestar y se marchaba a otra plaza con público más complaciente.

Cuentan, que un día estaba por San Agustín enfrascado en una corrida, que por cierto se le estaba dando muy bien, cuando un gracioso, o tunante, o como le quieran llamar, sacó del bar cercano una cubeta con agua, que le vació en la cabeza empapándolo desde ésta hasta los pies. Directo, con toda la tranquilidad del mundo, sin soliviantarse, totalmente empapado, sin hacer comentario alguno, recogió la chaqueta del suelo echándosela al hombro, y con el porte juncal de quién parecía continuar el paseíllo dijo:

-¡Señores!, se suspende la corría por la lluvia.

Y se marchó torera y elegantemente.
 Son muchas las anécdotas de su vida de aficionado al toreo y sobre todo a Manolete, que le viene de haber sido vecino.

"Lucas León, en su libro 5 sobre la Fuenseca lo describe así:
El alcohol, la rancia tradición taurina, la necesidad de evasión de aquella realidad producía mártires como El Directo.
El resonante mito de Manolete hizo eco en él y a falta de morlacos urbanos a los que lidiar, El Directo toreaba todo lo circulante.
Coreado y oleado por una grey infantil, interpretaba el “toreo vertical” templando una imaginaria muleta ante la primera moto o bicicleta que se tropezaba en su deambular por las dehesas callejeras.
La mayoría lo conocían y soportaban amablemente el evento, pero otros respondían airados y la frágil humanidad de El Directo quedaba comprometida entonces como si de un pabloromero se tratara.
Sus naturales tenían prestancia y estilo aunque su crónico olor a coñac mal digerido le restaban brillantez.
Cabal y redondo en su ideal taurino, El Directo era como un Quijote entregado a una liturgia idealista, convirtiendo en miuras los molinos gigantes que los demás solo acertábamos a ver en forma de peligrosos automóviles.
No se sabe si fue la cirrosis o la embestida de un pitón de varios caballos la que mandó a El Directo a la enfermería final, en aquel trágico ruedo, en el reseco albero de un asfalto que había empezado a ser mortal de necesidad.
El Directo interpretó como nadie aquella suerte suprema reservada a los quijotes del espíritu y el ideal errante, su paseíllo, su lance último, hendió, heliotropo y oro, la puerta grande de un tiempo que estaba pasando de mísero a trágico."

Dibujo del autor fot oCordobapedia
Bibliografía de la calle y Cordobapedia Libro de Lucas León

2 comentarios :

Anónimo dijo...

¡Señores!, se suspende la corría por la lluvia.

Que grandes faenas han sido; la vida e historia del personaje entrañable, Manuel Ceular “El Directo” y tu faena (relato) contándolo a tu especial manera!
Dos orejas y salida a hombros por la puerta grande del coso de Córdoba; al maestro “El Directo” por sus buenas faenas en sus plazas de Córdoba y faena grandiosa e impecable para “Paco”, como ya nos tiene acostumbrados a todos los aficionados!

Paco Muñoz dijo...

Muchas gracias Antonio. Se trata de demostrar que en el mundo hay buenas personas que no se meten con nadie y que no tienen la culpa de tomarse una copa de más. Luego eran unos grandes aficionados a los toros.